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miércoles, 18 de marzo de 2015

UNA MUJER DESPIERTA

Al amanecer respiró profundamente el aire limpio y fresco de la mañana, sintió como sus pulmones se hinchaban de vida, como los primero rayos de sol acariciaban su piel tostada. Su cuerpo, sobre la hierba húmeda hubiera jurado que flotaba, su vida se llenaba de luz, de entusiasmo el optimismo la embarga.
Pero al volver la vista atrás recuerda lo duro que resulto salir del abismo hacia la esperanza. La tristeza profunda, la soledad, la autoestima destrozada. Esas noches en vela llorando en silencio desconsolada.
Pero también recuerda aquella mañana mágica en la que dijo: ¡basta! Se quitó las ataduras y la venda que la cegaba, dejó de tener miedo y salió de su carcasa y juro que nada ni nadie la mantendrían de nuevo esclavizada.
Entonces respiró profundamente, respiro el aire fresco y limpio de la mañana, empezaba un nuevo día, comenzaba una nueva jornada, una mujer despierta y con ella la esperanza...

LUNA CREIDA

El Sol ha salido como todos los días pensando en su amada.

La Luna tan creída y arrogante, apenas ni le habla, espera a que el Sol se oculte para asomar su cara plateada.

El Astro Rey se muere por verla, y ella de él, no quiere saber nada. Aguarda a que se oculte para asomar su vanidosa cara plateada.

¡Que ilusa la luna, no se da cuenta que sin el Sol no la  veríamos, no se da cuenta que sin él, no seria nada!

EL COFRE



Cajón del infierno, me da miedo abrirte pues creo que al hacerlo salgan como un resorte todos mis fantasmas, hambrientos por rehogar, recalentar mi cuerpo. Fantasmas de mi pasado, polvorientos, desmembrados, que seguramente me miraran con sus cuencas vacías anclados en un cráneo desencajado, recordándome lo que no quiero recordar, estrujándome con sus garras intactas, al acecho para caer como una losa en mi vida. ¡Maldito cajón desastre!, lleno de despojos y miserias, y como decía “aquel”que tire la primera piedra” aquellos que de despojos y miserias carezcan.

¡No me grites que te habrá!, te desterré de mi vida y quiero que sigas ahí, en el lugar que te mereces, perdido en ese limbo que te fabriqué a medida, ¿Qué ocurre? ¿Se te ha olvidado? ¿Ya no lo recuerdas?... ¡Lárgate y vete!

MANTO AZUL




La mirada se me detiene en los árboles del parque florecidos con diminutas florecillas de color azul. Todo un largo periodo hibernando sin que nadie pose sus míseros ojos sobre ellos, casi tres meses cuajando para mostrar apenas unos días todo su esplendor, luego llega una inoportuna bocanada de aire y descabeza toda su creación, dejando un manto azul sobre asfalto gris, un manto efímero y pisoteado
¿A quien le importa lo mucho que tuvo que esperar esas ramas en completar su ciclo, su creación?

¿A quien le importa el esfuerzo enorme de hacer brotar sus diminutas flores azules?

QUISIERA SABER ESCRIBIR


Quisiera escribir poemas, versos
Que expresen sentimientos
O simplemente que sean
Ingeniosos y divertidos

Pervertir a los verbos
Manejar bien los tiempos
Que tenga musicalidad
Cadencia, ritmo y sentido

Perder el miedo al fracaso
Perder el miedo al ridículo
Y poder gritar ¡gritar a los cuatro vientos!
¡Dios mío! ¡Por fin lo he comprendido!
Escribir es volar con la imaginación
Crear sin censurar, dejarse llevar
Por los más recónditos caminos

Ya habrá tiempo de corregir
De pulir, de matizar

Pues lo importante, ya estará servido

LA CARTA EN EL BUZÓN


Hoy te he visto, mientras observabas tu buzón, no me engañas, tu cara era el mismo reflejo de la ilusión. He visto como ojeabas la carta, imaginándote quien te escribía, escrudiñando la letra, el texto, el estilo y así adivinar al remitidor, ¿Quién? con tan poca inversión, trabajo y dedicación a deshecho la monotonía rutinaria del maltrecho buzón.

Pues bien has acertado fui yo, me colé de noche a hurtadillas en tu portal, la señora del tercero casi me pilla infraganti y tuve que improvisar, le conté una historia que al parecer le convenció, entonces cuando la luz del portal se desvaneció salí del rincón donde la penumbra me cobijaba, me armé de valor, saque la carta de mi macuto y la  introduje sin la menor vacilación en el orificio, donde se leía, no sin cierta dificulta: “Ático interior” Ático Interior, que ironía ¿cómo puede ser?... me pregunté, se supone que los áticos es todo menos interior, en fin, que le vamos hacer, las señas son claras, ¡bien sabe Dios! ¡Qué mío no será el error!